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martes, 31 de octubre de 2023

YO NO SOY COMO STANFORD - S. GINER

 ⭐⭐⭐⭐⭐



DE LA TRILOGÍA -  STANFORD 



YO NO SOY COMO STANFORD 


Después de catorce años sin verse, Carter se encuentra con un antiguo amor. Un amor de adolescencia que nunca pudo olvidar. En el pasado se portó muy mal con ella, y siempre se excuso a si mismo por la edad, ya que tenía diecisiete años cuando abandonó a Ellie, que contaba quince años, con disculpas que no tenían ningun sentido para ella.
Cuando Ellie supo que el vivía en Nueva York, ciudad a la que ella se había mudado recientemente, evitó encontrárselo, porque tenía un secreto muy bien guardado y que no deseaba compartir con él. Pero no pudo evitarlo ya que, por coincidencias de la vida se encontró con Logan, un amigo del pasado, que era a su vez amigo de Carter.






NADIE ES COMO STANFORD 


Logan era sacerdote en una iglesia de Nueva York. Un día descubrió que alguien estaba robando dinero del cepillo de su iglesia. Poco después se dio cuenta de que no era un ladrón, como había pensado en un principio, sino una ladrona. 
Desde que era sacerdote, nunca se había sentido atraído por una mujer, sin embargo, y sin saber la razón, no podía quitarse de la cabeza a la chica que cada mes se llevaba dinero de su iglesia. 
Kate consiguió evitar hablar con Logan durante algún tiempo, hasta que él la acorraló un día en la iglesia para que hablaran. Desde el primer día que Kate vio a Logan, algo cambió en su interior. Ese hombre le gustaba, y mucho. No sería una mujer normal si no le gustara un ejemplar como ese. Sabía que iba a cometer un error, un error muy grande, pero una de las veces que se vieron, no pudo evitar decirle lo que sentía por él. Logan estaba desconcertado al saber que esa chica estaba interesada en él. Era cierto que a él le gustaba su aspecto, era sacerdote, pero no estaba ciego. Lo que le extrañaba era que se sintiera atraído por ella, porque su vocación era muy firme, y eso no iba a cambiar. Intentaba por todos los medios mantenerse alejado de ella, para no tener tentaciones, aunque no estaba siendo una tarea fácil.






YO TAMBIÉN SOY UN STANFORD


Sean estaba junto a su coche esperando a un cliente. La detective Abby Connors se acercó a él y lo besó. Se quedó sorprendido porque no la conocía. Así y todo, le devolvió el beso.
De pronto vio por encima del hombro de ella a un hombre con un arma y que se disponía a dispararle a la mujer que tenía entre sus brazos. Sean la apartó rápidamente y entonces fue él quien recibió el impacto de la bala.
Sean estuvo más de un mes en coma y la detective pasó cada noche de todos esos días acompañándolo en su habitación. Cuando Sean salió del coma, Abby no quiso verlo y no volvió por el hospital.
Sean no recordaba lo que le había ocurrido antes de que lo llevaran al hospital y tampoco lo que había pasado en las cinco semanas y media que había estado en coma. Ni su familia ni sus amigos le mencionaron a la detective ni una sola vez. Hasta que Tess, su cuñada, le contó lo que había sucedido y le habló de ella.
Sean quedó con Abby para tomar un café. Luego la invitó a comer o a cenar en varias ocasiones, pero ella lo rechazó todas las veces. Sospechaba que a esa chica le sucedía algo, pero no sabía de qué se trataba.

domingo, 31 de julio de 2022

UNA PELIRROJA INDOMABLE - S. GINER

 ⭐





UNA PELIRROJA INDOMABLE 




Bruce Rayner era un escritor de renombre de 27 años. 
Hombre de trato difícil, además de rudo, poco amable y con una total ausencia de paciencia. 
Empleaba para realizar su trabajo las tecnicas de los autores del siglo pasado y Edward, su editor y amigo, lo convenció para que se actualizara e hiciese uso de la tecnología. 
Los últimos meses, Rayner había pasado más tiempo haciendo entrevistas para encontrar una nueva asistente personal, que escribiendo. Había tenido infinidad de asistentes, algunas de ellas no habían durado en el puesto más de dos días. 
El trato con él era, la mayoría de las veces, insoportable, debido a su carácter brusco, áspero, y descortés. 
En la última entrevista atendió a tres de las cuatro candidatas que se presentaron al puesto. 
A la última no le quiso concederle la entrevista por ser impuntual. 
Las tres trabajaron para él. 
Y cuando despidió a la última se vio en el compromiso de recurrir y rebajarse a la no entrevistada, porque tenía un plazo para la entrega de la novela y no le quedó otra opción. 
Leandra Hawkins era una chica de veintiún años, superdotada. 
Había estudiado Ingeniería Informática y Económicas. 
Y con ella llegó el caos a la tranquila vida del escritor. 
Bruce Rayner había encontrado en ella la horma de su zapato. 


miércoles, 20 de julio de 2022

UNA SOLA NOCHE CONTIGO - S. GINER

 ⭐⭐




UNA SOLA NOCHE CONTIGO



Kate y Jason se conocieron en un bar y pasaron la noche juntos. 
El sexo entre ellos fue excepcional. Y esa noche significó un antes y un después para ambos, porque ninguno de los dos había podido olvidar al otro, a pesar de los meses transcurridos desde su encuentro. Pero el destino tiene formas inesperadas de unir a las personas e hizo que volvieran a encontrarse. 
Y volvieron a acostarse una segunda vez. 
Y el sexo volvió a ser extraordinario, al igual que la tercera vez. 
Y con ello todo cambió…

jueves, 28 de abril de 2022

ATRAPADO POR UNA NOVATA - S. GINER


RELATO CORTO




ATRAPADO POR UNA NOVATA


En este relato se cuenta cómo se conoce una pareja. 
Y se detalla, explícitamente, los encuentros sexuales entre ellos. 
Pero, al mismo tiempo, se deja entrever que entre ellos va a haber algo más que sexo, mucho más.


lunes, 11 de abril de 2022

TRILOGÍA STANFORD - S. GINER

 ⭐⭐⭐⭐⭐






UNA ESPOSA PARA STANFORD


Delaney Stanford estaba harto de que su familia lo presionara para que se casara y tuviera descendencia. 
Pero él no estaba por la labor. 
Era multimillonario y le gustaba la vida que llevaba. 
Salía con mujeres pero siempre les dejaba claro que no quería nada más que no fuera una cena y disfrutar del sexo con ellas. 
De manera que, para callar a su familia, decidió buscar una esposa para un año y después de ese tiempo se divorciarían. Y la encontró.







ADIÓS SR. STANFORD


Delaney Stanford, con todo su poder y sus millones, no era capaz de encontrar a Tess, su esposa.
 Ella le había abandonado unos meses atrás y Delaney desconocía su paradero.
Delaney encontró el diario de Tess y lo leyó, con la esperanza que hubiera escrito algo que le diera alguna pista para encontrarla. 
Pero no encontró nada al respecto.
Sin embargo descubrió algo que lo dejó atónito, Tess estaba embarazada. 
Iba a tener un hijo suyo.
Delaney sabía que no iba a encontrar a su mujer, si ella no quería que él la encontrase. 
De manera que dejó de buscarla.
Se había dado cuenta de que estaba loco por ella y se arrepentía de todo el daño que le había hecho durante los meses que vivieron juntos. 
Y decidió esperar a que Tess volviera a Nueva York.







TAN ARROGANTE COMO STANFORD


Lauren sintió frío mientras dormía y se acercó al hombre que tenía a su lado en la cama, buscando el calor de su cuerpo.
Nathan sintió que alguien se pegaba a él y pensó que estaba soñando. 
Pero, un instante después, abrió los ojos al sentir que, ciertamente alguien estaba a su lado y enredaba las piernas con las suyas. 
¡Había una mujer durmiendo en su cama!
Lauren consiguió deshacerse de él y se escabulló, desapareciendo de su casa.
De una forma casi inexplicable, o debido a la simple casualidad, volvieron a encontrarse una y otra vez.
Si su primer encuentro fue mal, los siguientes fueron aún peor. 
La relación entre ellos fue nefasta y catastrófica. 
Nathan odiaba a esa mujer, y no escondía el odio y el desprecio que sentía por ella. 
Pero a Lauren no parecían afectarle los comentarios poco halagadores que ese abogado sabelotodo le dedicaba, y correspondía a ellos con salidas rápidas, afiladas y, a veces tan divertidas que incluso el tenía que hacer un gran esfuerzo para evitar sonreír al escucharlas.
Aunque todo tenía un límite, que ese arrogante abogado sobrepasó.
A pesar de ese odio y ese desprecio aparente que ambos se profesaban, había una atracción entre ellos díficil de ignorar. 
Pero de la que ambos eran conscientes.