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THE ROCKEN'S MUSE
Nadie más que yo sabía por qué estaba realmente en el desierto de California ese día.
Escondido en lo profundo de esa área desolada y rocosa, había un estudio de grabación.
Cuando una puerta se abrió de repente, un hombre me confundió con alguien a quien supuestamente debía entrevistar para un trabajo.
Lo siguiente que supe fue que me llevaban adentro.
¿El puesto? Asistente en la próxima gira de una de las bandas de rock más famosas de Estados Unidos.
Una oportunidad bastante emocionante para alguien de veintidós años, recién graduada de la universidad.
Como era de esperar, arruiné la entrevista.
Cuando accidentalmente terminé entrando en el baño de hombres al salir, entablé conversación con un desconocido, sin darme cuenta de que era el
cantante principal, Tristan Daltrey.
Pareció gustarle el hecho de que no tenía idea de quién era, de que lo viera como una persona normal.
Esa noche, recibí una llamada ofreciéndome el trabajo.
Así comenzó mi complicada historia con Tristan.
Millones de mujeres lo adoraban.
Sin embargo, por alguna razón, después de los conciertos, solo quería pasar tiempo conmigo.
Charlas a medianoche. Cenas informales en su habitación de hotel.
No se suponía que debía fraternizar con el líder de la banda.
A pesar de nuestra diferencia de edad de quince años, Tristan y yo teníamos una conexión.
Pero yo tenía un secreto.
Uno que eventualmente llevaría a que dejara la gira.
Y uno que llevaría a Tristan y a la banda directamente al pequeño pueblo de donde yo venía.
THE DRUMMEN'S HEART
No digan su nombre.
Era la única regla que seguían mis compañeros de banda, porque sabían lo mucho que me molestaba pensar en ella, especialmente durante la gira.
En mi ex, Nicole.
La que se escapó y la mujer que aun es dueña de cada pedazo de mi corazón.
Después de nuestro divorcio, me lancé a la escena del rock, tratando de olvidar mi desamor.
Tres años después de que nos separamos, una llamada telefónica de Nicole lo cambió todo.
Me dijo que su abuela no estaba bien.
Mimi todavía era familia para mí, y aparentemente tenía un deseo antes de morir: pasar tiempo con nosotros, con Nicole y conmigo.
Como la cuidadora de Mimi está de vacaciones, sería el momento ideal para que nos mudáramos con ella por un par de semanas.
Por supuesto que no pude negarme.
Pero había un problema.
Nicole aparentemente nunca le dijo que nos habíamos divorciado.
No creía que Mimi pudiera soportarlo, porque su abuela me quería mucho.
Entonces, no sólo tendría que volver a ver a Nicole, sino que tendría que fingir que todavía era su esposo.
Dos semanas en una diminuta casa en un pueblo pequeño con la mujer que me rompió el corazón. ¿O fui quien rompió el suyo?
Era complicado.
Y sería mucho más complicado compartir la cama en la habitación de invitados con una mujer que ya no era mía.