⭐⭐⭐⭐
LOS SECRETOS DE TU CUERPO
Julio no está pasando por su mejor momento.
Su mujer le ha pedido el divorcio y a él se le ha caído el mundo encima, no por el hecho de que se les haya acabado el amor —hace años de eso—, sino por todo lo que conlleva: tres días a la semana deberá hacerse cargo, él solito, sin ayuda de nadie, de sus hijas y de su hermano, un adolescente insoportable.
Y, precisamente, no es que los conozca
demasiado bien —más bien nada— o sepa cómo interactuar con ellos.
Al fin y al cabo, siempre ha trabajado muchas horas y apenas estaba en casa, lo que hasta el momento le había venido de maravilla para evitar a su familia.
Mor es la buena amiga a la que todos acuden cuando están mal, pero a la que olvidan cuando todo va bien; a la que siempre ven como compañera y jamás como posible amante.
Es amable, alegre y positiva, y sabe ver el lado bueno de las cosas, incluso de un
hombre que no tiene ni idea de ser padre ni hermano.
Su pasión son los niños con los que trabaja en Intervenciones Terapéuticas Asistidas con Caballos.
Y está harta de ser invisible.
¿Qué ocurrirá cuando los caminos de Julio y Mor se acaben cruzando?
EL ROCE DE TU PIEL
Elías es un hombre serio e intransigente, pero justo.
También es, según la opinión generalizada de quienes lo rodean, aburrido, arrogante y puntilloso.
Es, además, dueño de una próspera escuela de hípica, padre de una adolescente complicada —y mucho más problemática de lo que ella le deja ver— y viudo desde hace tres años.
Se siente solo, pero eso es algo que está decidido a solucionar.
Beth es distante, esquiva y un tanto cínica.
Y guarda un secreto que condiciona su relación con los hombres.
Un secreto que la amedrenta y le despierta una sospecha: ella no es como las demás mujeres.
Ella está «averiada». Algo que le ha quedado claro tras una amarga relación que también le ha hecho ver que el estado ideal —al menos para ella—es la soltería.
Y así está decidida a seguir por los siglos de los siglos, amén.
El problema es que Elías está interesado en Beth.
Y es incluso más terco que ella.
Y, además de arrogante, es atractivo,
carismático e insistente.
Y, por añadidura, besa de maravilla.