martes, 4 de junio de 2024

ALTAS ESFERAS - LOUISE BAY

⭐⭐⭐






ALTAS ESFERAS 


Que me etiquetaran como un gran seductor nunca había sido un problema a la hora de tener éxito con las mujeres. Hasta que conocí a Truly Harbury.
Truly fue la primera chica que me rechazó. La primera que fue mi amiga. Y puede que también sea la primera de la que me enamore.
Cuando, por culpa de una emergencia, necesita que le eche una mano con la organización benéfica de su familia, me alegro de poder introducirla en el deslumbrante y glamuroso mundo empresarial londinense: la llevo a cenas, le enseño a dar discursos y le subo la cremallera de ese vestido tan sexy que la ayudé a elegir.
Cuanto más tiempo pasamos juntos, más quiero convencerla de que no soy un hombre al que debería evitar, que no somos tan distintos como ella cree.
Se considera una chica introvertida, amante de los libros y de la ciencia, mientras que a mí me ve como a un seductor que encandila a las mujeres y del que no se puede fiar.
Cree que me encantan las fiestas y la gente, mientras que ella prefiere quedarse en pijama en casa y pedir comida a domicilio.
Lo que no ve es que me gusta todo de ella: la manera en que su sonrisa ilumina una estancia o sus curvas incitan mi imaginación y, sobre todo, el sabor de sus labios cuando están bañados en tequila.
Es la primera mujer de la que me he enamorado en mi vida. Solo necesito saber si algún día ella también podría enamorarse de mí.






ALTA SOCIEDAD


Lo primero que vi de Madison Shore fue su ropa interior cuando ella se tropezó con mi silla en una boda y acabó cayendo encima de mí. Aunque pude ver mucho más de ella a lo largo de esa noche.
La segunda vez que coincidimos fue en mis oficinas de Londres; resultó que era la periodista que iba a escribir un artículo sobre mí.
Para mantener el control de mi empresa después de sacarla a bolsa, necesito convencer a la junta directiva de que me tomo los negocios mucho más en serio de lo que sugiere mi reputación de playboy, por lo que Madison tiene mi futuro en sus manos.
La ironía es que necesito convencer a una mujer con la que me fui a la cama el pasado sábado por la noche de que no soy el mujeriego que todo el mundo piensa…



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